Fotografías: Marvin Díaz
El investigador del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Francisco Gavidia (OPP – UFG), el maestro Walter Alonso Iraheta Argueta, presentó este jueves 26 de junio su más reciente estudio titulado «La investigación en El Salvador: situación actual y condiciones para el desarrollo académico y científico». En el documento se destaca la importancia de esta actividad, las limitantes y los desafíos que enfrentan los centros de investigación en el país, las universidades y los propios investigadores.
En el evento, que se desarrolló en el Edificio de Postgrados y Formación Continua de la UFG, también participaron el Doctor Mario Rafael Ruiz Vargas, director de Investigación UFG; el doctor Roberto Antonio Morán, coordinador del OPP – UFG; el doctor Óscar Cabrera, economista e investigador asociado de la UFG y presidente de la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECEN); y el doctor Jeser Candray, investigador de la UFG, miembro del Consejo Internacional de la Red de Educación Matemática de América Central y El Caribe (REDUMATE).
«La investigación se desarrolló en el año 2023, fue un estudio de carácter transversal, incluyó a 24 universidades de El Salvador, prácticamente el estudio es representativo a nivel de universidades del país. Se les consultó a todas las instituciones de Educación Superior si querían participar y 24 fueron las que finalmente participaron», aseguró el investigador.
En su trabajo, publicado en la Revista Realidad y Reflexión No. 59, Iraheta hizo un repaso sobre la historia de la investigación y, entre otras cosas, el rol que han jugado las instituciones estatales y los centros de educación superior. «Estos dos grupos han monopolizado la investigación en el ámbito de la enseñanza y la educación», expone en el artículo.
Iraheta plantea cómo el quehacer investigativo en Latinoamérica se fue dando a la luz de modelos europeos y estadounidenses; también el que las primeras actividades sistemáticas de investigación se remontan a finales del siglo XIX e inicios del XX y además, como en las décadas de los 50 y 60 se dio el surgimiento de diversos centros de investigación de organismos regionales, además de la creación de nuevas carreras vinculadas con la educación y las ciencias sociales.
Para este trabajo se realizaron encuestas y entrevistas que permitieron obtener hallazgos inéditos, entre ellos que al año se realizan unas 705 investigaciones, de las cuales 45 % se finalizan y las restantes quedan en desarrollo o suspendidas. «En promedio se realizan 25.2 investigaciones al año por diferentes centros de investigación. El 77.5 % de las investigaciones se publica, o sea que hay una cultura hacia la publicación de investigación, pero vemos que todavía hay más de un 20 % de las investigaciones en el país que por diversas razones no terminan siendo publicadas y por lo tanto no pasan por un proceso de revisión editorial».
En la actualidad el 88 % de las investigaciones se publican por medios electrónicos.
Según los resultados del estudio, se hacen más investigaciones en áreas como las ciencias sociales, algo que Iraheta no descarta esté relacionado con el hecho de que la población tiende a estudiar más carreras de Ciencias Sociales donde hay mayor inclinación para investigar temas de sociología, historia, filosofía, antropología o economía; pero hay otras áreas de ciencias duras en donde casi no se investiga a pesar de que se tenga la capacidad como, por ejemplo, las ciencias naturales o la ingeniería.
«Entre los principales hallazgos tenemos que la investigación en el país ha tenido avances importantes. Tenemos una diversidad de perfiles de investigación, una diversidad de áreas de investigación que enriquecen en realidad la academia, y no solo eso, sino que esa diversidad permite dar respuesta a problemas complejos que enfrentan nuestra realidad. Sin embargo, frente a eso también tenemos una serie de retos las que hay que prestarles atención y uno de ellos es el hecho de que hay muchas limitantes a nivel financiero, se depende en un 90 % de financiamiento propio. Lo ideal es que haya financiamiento externo a partir de cooperación internacional, a partir de un vínculo con el sector productivo y eso es fundamental».
A criterio del investigador, además de la limitante financiera, también hay otras barreras que están vinculadas con la falta de disponibilidad de investigadores, también hay déficit de editores y de diagramadores. Al respecto, advierte que «mucha de la investigación en el país no se expone a procesos editoriales rigurosos y muchas veces la calidad de los productos de investigación dependen de que estén expuestos precisamente a estos procesos», una experiencia que luego pesa cuando llega la hora de publicar en revistas internacionales donde se requiere más rigurosidad.
El profesional dijo que se ha identificado que en este tema de investigación hay mucha debilidad formativa, sobre todo en el campo estadístico, en el campo de la investigación cualitativa, algo que, según apunta, tiene que ver con problemas estructurales de la educación media y universitaria. «La investigación nos da un llamado a repensar la forma como se está enseñando la estadística, pensada para la investigación, pensada para que se desarrollen habilidades que tengan una implicación práctica y una utilidad».
Iraheta hace hincapié en que es necesario desarrollar una vinculación sólida con el sector productivo para encontrar soluciones a problemas que se presentan en ese ámbito, sin sacrificar la rigurosidad científica; además, destaca la necesidad de que haya acceso a la información pública y que se dé seguimiento a temas como la corrupción, transparencia, violencia basada en género, conflictos medioambientales por el agua, que son relevantes en la realidad nacional, en un contexto social y políticamente muy complejo.
El sociólogo no descartó que esa falta de acceso a la información pública que actualmente predomina en el país pueda afectar los esfuerzos por potenciar la investigación, incluso generar un estancamiento, porque algunos temas como de violencia es muy difícil estudiarlos ahora a nivel estadístico, debido a que la información está reservada. «Hay algunas estadísticas relacionadas con otros hechos de violencia, pero por ejemplo de homicidios no hay estadísticas actualmente, hay información reservada en temas de fondos públicos y como bien se sabe muchos actos de corrupción están vinculadas con compras públicas».
Entre las recomendaciones que hace el investigador se encuentran: una mayor diversificación entre las fuentes de financiamiento de las universidades, la creación de sistemas de incentivos bien estructurados y sistemáticos para propiciar la investigación en el país; ya que los investigadores deben tener condiciones económicas, mejores horarios, cargas laborales adecuadas y acceso a insumos tecnológicos que les permitan realizar su trabajo.
El doctor Mario Rafael Ruiz, durante su participación en el lanzamiento, afirmó que el estudio destaca la oportunidad de fortalecer capacidades metodológicas de los investigadores, la importancia de promover una cultura de colaboración y cooperación y la necesidad de actualizar las políticas públicas que demandan la labor investigativa de los países. «Es importante destacar que este estudio no se limita a mostrar problemas, nos invita a la acción proponiendo programas de formación, incentivos, fortalecimiento de redes de colaboración entre actores públicos, privados y académicos, todo ello con el objetivo de avanzar hacia una investigación más sólida y visible para el desarrollo social, económico y científico del país», externó el director de investigación de la UFG.
El doctor Morán, coordinador del OPP, manifestó que en el seno de la UFG se están haciendo múltiples esfuerzos en materia de investigación en coordinación con los decanos, con iniciativas de cátedras. Destacó que este centro universitario, para 2019, ya era uno de los que destina más fondos al quehacer investigativo; y actualmente está en el top 5 de las instituciones educativas de nivel superior que más invierten en este rubro. El coordinador del Observatorio de Políticas Públicas también externó que la creación de ese observatorio, hace ocho años, también es parte de las iniciativas que se tienen a nivel de las autoridades para apostarle a fomentar el trabajo investigativo, para el cual se cuenta con profesionales de alta calidad.
Morán señaló que la formación en capital humano de investigación no es tarea fácil, pero también requiere decisiones personales por parte de los profesionales y de las instituciones.
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