El sistema previsional salvadoreño fue creado en 1969, como un sistema público basado en el reparto, orientado a sectores específicos de la población: sector privado formal (IVM ISSS, 1969), sector público y docentes (IVM INPEP, 1975 y 1978) y Fuerza Armada (1980). A raíz de los problemas enfrentados por fallas en el diseño del modelo, su aplicación y los cambios en las tendencias demográficas se consideró necesario reformarlo.
En 1998, con el objeto de restaurar la sostenibilidad financiera y asegurar un retiro digno a los trabajadores el sistema público (SPP: IVM ISSS e IVM INPEP) fue reformado; sustituyéndolo por un sistema de capitalización o ahorro individual (SAP) y modificando algunos de sus parámetros básicos como: la tasa de cotización, el requisito de tiempo a cotizar y la forma de cálculo de los beneficios. A partir de este momento, el sistema ha sufrido una serie de cambios, que han distorsionado los objetivos de la reforma y han agravado los compromisos del Estado con el mismo, adicionándole costos.
Dentro de las reformas implementadas se destacan las siguientes:
Desde 2019, el gobierno planteó como parte de su agenda la necesidad de realizar una nueva reforma previsional “integral” que, si bien a la fecha no es de conocimiento público, se ha vuelto cada vez más latente en el contexto de la frágil situación fiscal y el creciente riesgo de impago que enfrenta el país.
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