Las grandes “deudas históricas” de El Salvador ahí siguen estando, intactas, incólumes, como un inventario de recursos, listas para ser utilizadas en cada campaña electoral y para integrarlas en los planes políticos de cada gobierno como una promesa a ser cumplida.
Estas deudas son muchas, pero seleccionamos las más emblemáticas o simbólicas, las que están en el imaginario colectivo y con las que ya se puede escribir un tomo titulado: “Historia de la impunidad y la mentira”.
En la lista podemos clasificar dos tipos de deudas históricas no saldadas: a) Magnicidios impunes; y b) Factores que afectan o frenan el bienestar (social, económico, cultural, medioambiental y político).
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A la lista simbólica de los 18 asesinados o masacres podríamos agregar cientos o miles de casos más, cerca de 20 sacerdotes, catequistas, empresarios, campesinos y un largo etcétera; el conflicto armado de 12 años registra más de 70,000. Pero los asesinatos post Acuerdos de Paz han seguido en escalas e intensidades diferentes, menos políticos y más comunes o cotidianos.
Sobre los magnicidios, homicidios y masacres, existen hipótesis, pruebas parciales pero nunca ha habido la buena voluntad en el sistema de justicia para cerrar las investigaciones y exponer a los culpables ante el estrado de los tribunales. La justicia nunca llega o llega tarde o defectuosa, es parcial y a la medida de quién tiene poder o dinero para lidiar con ella.
También en la lista de los 18 factores o fenómenos que restringen las oportunidades de desarrollo, podríamos integrar otros aspectos comunitarios o más particulares que describen escenarios desfavorecidos que impulsan fuerzas de pobreza y exclusión.
Paradójicamente, ya sabemos cómo salir de estos ciclos perversos de pobreza; no sólo hay teorías, existen experiencias y casos ejemplificantes que proponen la salida educativa como la herramienta fundamental. Pero se necesita una educación de calidad, pertinente y significativa.
Saldar, deudas, históricas: Implica dos grandes enfoques metodológicos: 1) tener la voluntad y valentía de investigar, utilizar la evidencia científica y aplicar la justicia de una vez por todas, para erradicar la impunidad y resolver esta situación a las víctimas; y 2) diseñar políticas públicas eficientes, que de una vez rompan los ciclos viciosos de corrupción, pobreza, impunidad y mentira.
También debemos señalar que saldar deudas históricas no implica poner parches o hacer remiendos con carácter electoral; nuestra clase política generalmente piensa y se mueve en clave de elecciones y este problema se traduce en la búsqueda de réditos políticos, es decir acciones que beneficien la imagen y el diseño de obras visibles.
Muchas de las decisiones necesarias para resolver los graves problemas de nuestra sociedad implica diseñar políticas de Estado, de largo plazo; con políticas gubernamentales de corto plazo no se logra solucionar o resolver el lastre que acarreamos. Así como estas deudas son históricas y tienen a la base décadas de descuido o impunidad, las soluciones seguramente no obedecen a esquemas pragmáticos. Estas deudas también tienen intereses, cicatrices y siguen latentes en la vida de muchas personas, familias y comunidades.
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